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MiDNI: Riesgos de seguridad y privacidad del DNI móvi

El pasado 2 de abril de 2025, el Gobierno español, a través de la Policía Nacional, lanzó con bombo y platillo la aplicación MiDNI, una herramienta que promete llevar el DNI al móvil con la misma validez que el documento físico. A primera vista, suena a un avance tecnológico irresistible: dejar la cartera en casa y usar el smartphone para identificarnos. Sin embargo, tras analizarlo con detenimiento, creo que hay más razones para desconfiar de esta app que para abrazarla. En este artículo te explico por qué, en mi opinión, no deberíamos apresurarnos a usar MiDNI, centrándome en los riesgos de seguridad, la pérdida de privacidad, la complejidad de su gestión y los peligros de tener nuestro DNI «activado» en el móvil.

1.Riesgos de seguridad de MiDNI: vulnerabilidades expuestas»

Aunque la Policía Nacional asegura que MiDNI es segura —con códigos QR firmados y datos que no se almacenan en el dispositivo—, la realidad es que cualquier aplicación nueva, especialmente una que maneja información tan sensible como nuestro DNI, es un blanco perfecto para hackers. Estamos hablando de un sistema que acaba de salir al mercado, y como ocurre con todo software recién lanzado, es probable que tenga fallos o vulnerabilidades que aún no se han detectado. ¿Te imaginas que un ciberdelincuente encuentre la manera de falsificar esos códigos QR o de interceptar los datos en tiempo real? Perder el DNI físico ya es un problema; que te roben tu identidad digital podría ser una pesadilla mucho mayor.
Además, el móvil no es un dispositivo infalible. Si lo pierdes, lo roban o alguien accede a él (por descuido o mediante malware), tu DNI «activado» podría quedar expuesto. Sí, la app requiere autenticación (contraseña o biometría), pero los métodos para saltarse estas barreras existen y son más comunes de lo que pensamos. En un mundo donde los ataques de phishing y el robo de datos están a la orden del día, confiar nuestra identidad a una app en el móvil me parece, cuanto menos, arriesgado.

2. Privacidad: ¿quién sabe cuándo y dónde usas tu DNI?

Uno de los puntos más inquietantes de MiDNI es cómo afecta a nuestra privacidad. Cada vez que generas un código QR para identificarte, la app se conecta a los servidores de la Policía Nacional. Esto significa que, teóricamente, el gobierno podría saber en tiempo real dónde y cuándo estás usando tu DNI digital. Aunque afirman que no registran datos de uso ni geolocalización, no hay forma de que nosotros, como usuarios, podamos verificarlo. ¿Y si en el futuro cambian las políticas? ¿O si un fallo en el sistema permite a terceros acceder a esa información?
A diferencia del DNI físico, que no deja rastro digital cada vez que lo muestras, el uso de MiDNI implica una dependencia constante de servidores externos. Expertos como Ramón Medrano Llamas, ingeniero de Google, han advertido en redes sociales que este sistema podría facilitar una «trazabilidad» de los ciudadanos, especialmente si se combina con datos de operadoras telefónicas. En un país donde la vigilancia digital ya genera debate, añadir otra capa de control potencial no parece la mejor idea.

3. Complejidad de trámites: más engorroso de lo que parece

Descargar MiDNI y activarla no es tan sencillo como instalar cualquier app de tu tienda favorita. Para empezar, necesitas un DNI electrónico con certificados digitales en vigor y un lector de tarjetas. Si no tienes uno (y la mayoría no lo tiene en casa), toca ir a una comisaría a hacer el registro presencial en un Punto de Actualización del DNIe. ¿No se supone que esto era para hacernos la vida más fácil? En lugar de ahorrar tiempo, acabas invirtiendo más en trámites burocráticos que con el DNI físico.
Y no acaba ahí. La app está vinculada a un único número de teléfono, lo que significa que si cambias de móvil o de número, tendrás que repetir el proceso. Si pierdes el acceso al teléfono registrado, recuperar tu DNI digital puede convertirse en otro dolor de cabeza. Usuarios en redes sociales ya han expresado su frustración, diciendo cosas como «es más engorroso y no sabemos utilizarla» o «pierdes el móvil y también la identidad». La promesa de simplicidad se diluye cuando te das cuenta de que gestionar esta app requiere más esfuerzo del que parece.

4. Certificados del DNI para MiDNI: ¿funciona con todos?

Otro problema que no se menciona tanto es que no todos los DNI que usamos en España están preparados para MiDNI. La aplicación requiere un DNI electrónico (DNIe) con certificados digitales activos, pero muchos ciudadanos aún tienen versiones antiguas del documento que no cumplen este requisito. Si tu DNI es de los emitidos hace años, antes de que el DNIe 3.0 se generalizara, no podrás usarlo directamente con la app. ¿La solución? Renovar tu DNI o actualizar los certificados en una comisaría, lo que implica pedir cita previa, hacer colas y, en algunos casos, pagar tasas.
Esto plantea una pregunta: ¿qué pasa con las personas mayores o quienes no están familiarizados con la tecnología? No todos tienen la capacidad o los recursos para renovar su DNI solo para usar MiDNI. Además, los certificados digitales tienen una validez limitada (normalmente 2 o 3 años), así que incluso si logras activar la app, tendrás que repetir el proceso periódicamente. Lejos de ser una solución universal, MiDNI excluye a una parte de la población y añade una capa más de burocracia para quienes quieran subirse al carro.

5. Peligros de tener el DNI «activado» en el móvil

Tener el DNI «activado» en el móvil suena práctico, pero también lo convierte en un objetivo constante. A diferencia del DNI físico, que puedes guardar en un cajón cuando no lo necesitas, la versión digital está siempre ahí, en un dispositivo que usas a diario y que está expuesto a riesgos continuos: caídas, robos, hackeos o incluso errores humanos. Si alguien logra desbloquear tu teléfono (o si no lo tienes bien protegido), podría intentar usar tu identidad digital en tu lugar.
Otro peligro es la confusión con apps falsas. La OCU ya ha alertado sobre aplicaciones no oficiales con nombres similares (como «Mi DNI» en lugar de «MiDNI») que podrían engañar a usuarios desprevenidos y robar sus datos. Aunque bajes la app oficial, el simple hecho de que exista este riesgo añade una capa de desconfianza. ¿Vale la pena jugársela por la comodidad de no llevar la cartera?

Conclusión: el DNI físico sigue siendo más seguro y simple

MiDNI puede parecer un paso hacia el futuro, pero por ahora trae más sombras que luces. Los riesgos de seguridad, la pérdida potencial de privacidad, la complejidad de su gestión, la exclusión de ciertos usuarios y los peligros de tener tu identidad atada a un móvil vulnerable son razones de peso para pensarlo dos veces. Personalmente, prefiero seguir llevando mi DNI físico en el bolsillo: no necesita conexión a internet, no depende de servidores externos y no me obliga a lidiar con trámites extra. Si el objetivo era simplificar la vida, creo que el Gobierno ha dado un paso en falso.

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